Influencias culturales sobre el desarrollo motor
La
teoría de los sistemas dinámicos también hace énfasis sobre el contexto en que
sucede el desarrollo. Así, aunque el desarrollo motor sigue una secuencia casi
universal, su ritmo corresponde a ciertos factores culturales. Cuando los niños
están bien alimentados y cuidados, y cuentan con la libertad física y la
oportunidad para explorar sus alrededores, es probable que su desarrollo motor
sea normal. No obstante, lo que es normal dentro de una cultura puede no serlo
dentro de otra.
Los
bebés africanos tienden a ser más adelantados que los bebés estadounidenses y
europeos en sentarse, caminar y correr. Por ejemplo, en Uganda, los bebés
caminan a los 10 meses, en comparación con 12 meses en Estados Unidos y 15
meses en Francia (Gardiner y Komitzki, 2005). Los bebés asiáticos tienden a
desarrollar estas habilidades de manera aún más lenta. Es posible que estas
diferencias se relacionen, en parte, con diferencias étnicas en el temperamento
(H. Kaplan y Dove, 1987; véase capítulo 8) o que reflejen las prácticas de
crianza infantil de una cultura (Gardiner y Komitzki, 2005).
En un estudio, lactantes
jamaiquinos cuyas madres utilizaron este tipo de rutina de manejo a diario, se
sentaban, gateaban y caminaban antes que los lactantes ingleses cuyas madres no
utilizaron este tipo de rutina (Hopkins y Westra, 1990). Existen otras culturas
que desalientan el desarrollo motor temprano. Los niños de los Ache en el este
de Paraguay no empiezan a caminar sino hasta los 18 a 20 meses de edad (H.
Kaplan y Dove, 1987). Las madres Ache colocan a los bebés sobre sus regazos en
el momento en que empiezan a gatear lejos de ellas. Las madres Ache supervisan
cuidadosamente a sus bebés para protegerlos de los peligros de la vida nómada y
también debido a que la responsabilidad primordial de la mujer es criar a los
niños más que trabajar para subsistir. Sin embargo, para los ocho a 10 años,
los niños Ache trepan árboles altos, cortan ramas con hachas y juegan de
diversas formas que enriquecen sus habilidades motoras (H. Kaplan y Dove,
1987). Así, el desarrollo normal no tiene que seguir el mismo cronograma para
alcanzar el mismo destino.
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